miércoles, 25 de noviembre de 2015


Cosas de otro mundo

Desde mi pueblo realicé un largo viaje hacia una isla a la que se le veían muchas plantas armoniosas, pero la corriente era tan fuerte que no conseguí llegar hasta allí, la valsa se rompió y...

Aparecí por la mañana en una onda montaña, de la que me sacaron unas personas que parecían bañarse con leche, ya que su color de piel era bastante claro. Al instante me montaron en un animal de patas circulares, ojos transparentes y que tenían una espalda muy cómoda.
Llegamos a una aldea muy rara, ya que estaban repletas de palacios y las personas iban cubiertas con pieles de colores, muy cálidas y confortables.
Entre ellos compartían la comida, que en casas con palos se intercambiaban por piedras y que estaban llenas de comida.

Aunque compartían muchas cosas, no podías coger lo que tú querías sino unos guerreros te pegaban con unos palos negros, y ninguna persona dejaba que yo entrase en su palacio porque decían que a nosotros no nos iban a ofrecer ni una migaja de pan. Entonces, comprendí que ellos estaban un paso por delante de nosotros, pero nunca iban a llegar a ponerse a nuestra altura porque nosotros somos uno y nos ayudamos en todo, no sé como pueden convivir de esa manera.

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